De ilusión también se vive

2009 Agosto 7
Por Antonio Vega

barra_barMediados de agosto y Néstor  reclama el comienzo del espectáculo. Virus malévolo  esto del fútbol, que no entiende  de nacionalidades.  Nacido en República Dominicana y  jugador de beisbol en su más tierna infancia, el fútbol le ha convertido  en un  impenitente y soñador hincha rojiblanco. Él cree en los milagros y, desde su atalaya cervecera, perfumada con olores de fritanga, sentencia como si nada: “Este año repetimos el doblete”.

Matilde sonríe, junto a su vacío carro de la compra y un café con leche servido en vaso de caña. Ella, la vecina sesentera, que pasa las horas mañaneras  pegada a la máquina tragaperras, le espeta: “¿Contra quién juega España?”. Pepe, el Panadero, remata mientras ojea  el Marca:   “Néstor, deja ya el alcohol”.

Lo que pasa es que Néstor es abstemio -al menos, en su bar- y el confía ciegamente en que este año su Atleti la va armar gorda. “Eso decías después del doblete y acabasteis en segunda”, se ríe el panadero. “¡Calla talibán blanco!,  le contesta  en alto. Y es que así llaman a Pepe.  El “talibán blanco”. Su bautismo ocurrió hace ya años. En la temporada de la épica remontada blanca contra el Barsa. Pepe se dedicó a ensalzar a los cuatro vientos las bondades  futboleras de su  Madrid y, por supuesto, de Capello.  ¡Raúl, selección! ¡El mejor fútbol de España! ¡Qué huevos le echan!, aguantaron entonces los parroquianos.

Ese año, los lunes mañaneros se convirtieron para él en lo mejor de la semana. Memorizó los titulares de cada una de las gestas blancas recogidos en el As y el Marca. Día tras día los recitaba a la clientela, hasta que un día, el profesor de la autoescuela le soltó:  ¡Calla ya talibán blanco!  Y con eso, se ha quedado.

Comprensible. El hombre tenía dolor de muelas y de Pepe no se supo nada en dos semanas, hasta que un buen día regresó alardeando. Lógico, el Madrid acababa de darse su baño de rigor. En la Cibeles, claro.  Todos en el bar creen que fue entonces cuando  su mujer se quedó embarazada.

Y así  están las cosas en el bar Rosado: El panadero soñando con  “el bicicletas de Ronaldo” y Néstor insistente: “Este año, el doblete”.  No lo argumenta. Simplemente lo suelta mientras sirve cafés con churros y copas de Veterano. Eso sí, su optimismo no llega para tanto. De la Champions, nada de nada.

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